Es aconsejable a la criatura, para que pueda conocer mi Amor, que dirija continuamente su mirada hacia todas las cosas, por muy insignificantes que parezcan, pues ocultan algo infinito. Es decir que ya en cualquier átomo habita una existencia eterna.
Si permito que una mosca, que aparece de improviso, venga a zumbar con su cancioncilla, hay que considerar que también ella tiene un sitio en el número de mis criaturas. Si desde la eternidad, las mónadas del éter y cada uno de los átomos de luz me son conocidos, uno por uno, ¡cuánto más no ocurrirá con una mosca, para cuya formación son necesarios mil millones de átomos! Así que dejémosla que llegue con su soniquete.
La pequeña mosca zumba para honrar a su poderoso Creador. Llevada por sus propios impulsos revolotea en este mar de amor, pregonando claramente las palabras de la Gracia, y señalándoos los caminos que debéis andar con toda humildad.
Observad como ese diminuto insecto gira alegre y obediente, siguiendo con gratitud la orientación que Yo le doy. Jamás se obstina por el fruto prohibido. No está tan cerca de vosotros por casualidad: aunque el instrumento parezca insignificante, ¡fue escogida por Mí!
Le di un par de alas tan ligeras como el éter para que pudiera levantar su vuelo por los aires, revoloteando entre los rayos del Sol y absorbiendo la luz con sus ojillos, con el fin de conducir esa luz para dar vida a las formaciones muertas, ofreciendo a la rigidez inerte testimonio de mi Clemencia suave y vivificadora.
Le concedí tres pares de patas, y una trompa para saborear la dulzura de la vida con su alimento.
Lo que acabo de decir sobre la mosca debéis de aceptarlo como clave de meditación, y la mosca os transmitirá su canto de victoria.
Esta meditación será una pequeña tarea que deberéis dedicarme. Estudiad este asunto aparentemente insignificante para conseguir ser más humildes. Seguidamente os daré un testimonio más profundo de su naturaleza. Amén .
Fuente: La Mosca — Una Mirada en los Milagros de la Creación, prólogo del Señor, recibido por Jakob Lorber.